LA ESCUELA PUBLICA

Braslavsky, Cecilia

LA ESCUELA PUBLICA - Primera edición - Argentina; Miño y Dávila; 2006 - 59 páginas; Tapa flexible, cuadros; 15.5 x 22.5 centímetros; Impreso Mediano

ÍNDICE: I. Introducción - II. Referencias a la historia de la escuela pública - Ⅲ. Las escuelas primarias en la Argentina a comienzos de la década del ochenta - IV. Los currículos de las escuelas públicas - V. ¿Escuela pública común o escuelas públicas diferentes? - VI. Los aprendizajes escolares - VII. El fracaso escolar - VIII. La escuela pública en movimiento - IX. Conclusiones - X. Fuentes citadas y bibliografía utilizada - XI. Índice de cuadros y lecturas complementarias.

No es fácil definir qué es la escuela pública. En primer lugar porque hay distintas concepciones acerca de la misma. En segundo lugar, porque esas concepciones varían con el tiempo, ya que tratan de aprehender conceptualmente una institución que se transforma, y en tercer y último lugar, porque el concepto de escuela pública se vincula muy estrechamente, y a veces se fusiona, con los conceptos de escuela estatal, escuela popular y escuela primaria.
En la historia de América Latina, corrientes muy amplias de opinión identificaron el concepto de escuela pública con aquellas escuelas que están abiertas a todos los ciudadanos, sin distinción de fortuna, raza o credo.
A partir de esa definición queda claro que cuando se desea presentar la escuela pública, la escuela estatal merece una atención especial. La razón principal para ello es que el pueblo construye y hace posible de diversos modos (que razones de espacio no permiten presentar aquí) las instituciones estatales. Tiene en consecuencia el derecho de que las instituciones estatales le estén abiertas y le sirvan, es decir, de que sean públicas y además, populares.
Sin duda todos los chicos, aun los más pobres, pueden aprender mucho de lo que necesitan para participar digna y equitativamente en la sociedad, fuera de la escuela. Pero lo que aprenden de ese modo forma parte del saber popular, el cual es sumamente valioso, pero a menudo insuficiente para que los niños y los jóvenes puedan producir y conducir (económica, social y políticamente) en las condiciones de las sociedades latinoamericanas de la década de los '80, y puedan además convertirse en hombres y mujeres creativos y felices. Los chicos de los sectores populares no sólo tienen el derecho de participar en el saber popular, sino también el de participar en el saber elaborado. Precisamente este "saber elaborado" ha recogido una serie de elementos de diversos saberes populares que sirven para producir y conducir, y los ha enriquecido, además, con los saberes científicos construidos a partir de aquéllos. Pueden y deben complementarse.


Dirigido a estudiantes y profesionales interesados sobre la educación.

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