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EL ALMA DE LA TOGA Angel Ossorio

By: Contributor(s): Material type: TextTextLanguage: s-pa Original language: s-pa Series: Biblioteca JuridicaPublication details: La Paz, Bolivia: America s.r.l., 1996Edition: Primera edicionDescription: 187 Páginas ; Tapa blanda ; 12.5 x 20.5 centímetros, Impreso ; pequeñoContent type:
  • texto
Media type:
  • no mediado
Carrier type:
  • volumen
Subject(s): DDC classification:
  • 21 340.112
Contents:
1. --Vivencia y vigencia de Don Ángel Ossorio. 2. --Quién es Abogado. --3. La fuerza interior. 4. --La sensación de la Justicia. 5. --La moral del Abogado. 6. --El Secretario profesional. 7. --La chicana. 8. --La sensibilidad. 9. --El desdoblamiento psíquico. 10. --La dependencia. 11. --El trabajo. 12. --La palabra. 13. --El estilo forense. 14. --Elogio de la cordialidad. 15. --Conceptos. arcaicos. 16. --El Arte y la Abogacía. 17. --La clase. 18. --Cómo se hace un despacho. 19. --Especialistas. 20. --La hipérbole. 21. --La abogacía y la política. 22. --Libertad de defensa. 23. --El amianto. 24. --Los pasantes. 25 --La defensa de los pobres. 26. --La toga. --27. La mujer en el bufete. --28. Hacia una justicia patriarcal. 29. --Decálogo del Abogado.
Summary: presentar esta edición de un libro que, escrito cuando el autor celebraba sus bodas de plata con la abogacía, a los veinticinco años de la muerte de su autor, sigue con vida. Acaso mi deseo de escribirlo corresponda a la situación espiritual que un grande del derecho, Francesco Carnelutti, refleja en las palabras con que inicia el último de sus grandes libros: "Este es un libro que sólo un viejo cargado de experiencia y de tristeza puede escribir." A los veinticinco años de aquella luminosa mañana de mayo, en la que tantos españoles y tantos argentinos acompañamos el cadáver de don Angel Ossorio, yo he sentido el deseo de expresar que el espíritu y la obra de don Angel no han muerto; que siguen siendo actuales (1); ocurre así porque todos los valores que se contienen en esa obra son permanentes, eternos. Y esto lo puede decir, sin merma de la emoción, con mayor objetividad, o al menos con mayor independencia, quien no pertenece a su familia. De la misma manera que solicité para la edición anterior el prólogo de Manuel Ossorio, y para las Cartas, el de Josefina Ossorio, he deseado para esta edición, que tiene un carácter de definitiva y el sentido de un homenaje, relevarles de ese compromiso, y asumirlo yo, con esa independencia de quien no pertenece al círculo de la familia y puede, por tanto, contemplar la vida y la obra de don Angel desde un ángulo visual en el que a ellos les sería difícil situarse y expresarse. La obra de Ossorio no sólo este libro, sino toda ella- conserva su lozanía porque no es nunca la obra de un momento sino la obra de una vida. No puede pasar porque los valores que la integran son permanentes. La toga tiene su alma porque acompañó a don Angel a lo largo de toda su existencia terrena. No fue solo un símbolo sino también una realidad de existencia. No fue sólo un ropaje sino también un contenido. El fue, sobre todo y antes que todo, abogado (2); que es cosa diferente de jurista (en el sentido que en castellano damos a esta palabra) y de estudioso del derecho, aun siendo compatible. No creyó, o quiso no creer, en la ciencia del derecho pero sí en el arte del derecho y en la técnica del derecho; y más que nada en la vida del derecho. Sin derecho no hay vida posible por más que, como se ha dicho recientemente, hayan sido muchos los filósofos que han prescindido, en su filosofía, del valor derecho(3).
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Libros Libros Biblioteca Especializada de Derecho Ciencias Sociales Derecho D340.112/OS84a (Browse shelf(Opens below)) Ej. 1 Available DP BEDO-0070

1. --Vivencia y vigencia de Don Ángel Ossorio. 2. --Quién es Abogado. --3. La fuerza interior. 4. --La sensación de la Justicia. 5. --La moral del Abogado. 6. --El Secretario profesional. 7. --La chicana. 8. --La sensibilidad. 9. --El desdoblamiento psíquico. 10. --La dependencia. 11. --El trabajo. 12. --La palabra. 13. --El estilo forense. 14. --Elogio de la cordialidad. 15. --Conceptos. arcaicos. 16. --El Arte y la Abogacía. 17. --La clase. 18. --Cómo se hace un despacho. 19. --Especialistas. 20. --La hipérbole. 21. --La abogacía y la política. 22. --Libertad de defensa. 23. --El amianto. 24. --Los pasantes. 25 --La defensa de los pobres. 26. --La toga. --27. La mujer en el bufete. --28. Hacia una justicia patriarcal.
29. --Decálogo del Abogado.

presentar esta edición de un libro que, escrito cuando el autor celebraba sus bodas de plata con la abogacía, a los veinticinco años de la muerte de su autor, sigue con vida. Acaso mi deseo de escribirlo corresponda a la situación espiritual que un grande del derecho, Francesco Carnelutti, refleja en las palabras con que inicia el último de sus grandes libros: "Este es un libro que sólo un viejo cargado de experiencia y de tristeza puede escribir." A los veinticinco años de aquella luminosa mañana de mayo, en la que tantos españoles y tantos argentinos acompañamos el cadáver de don Angel Ossorio, yo he sentido el deseo de expresar que el espíritu y la obra de don Angel no han muerto; que siguen siendo actuales (1); ocurre así porque todos los valores que se contienen en esa obra son permanentes, eternos. Y esto lo puede decir, sin merma de la emoción, con mayor objetividad, o al menos con mayor independencia, quien no pertenece a su familia. De la misma manera que solicité para la edición anterior el prólogo de Manuel Ossorio, y para las Cartas, el de Josefina Ossorio, he deseado para esta edición, que tiene un carácter de definitiva y el sentido de un homenaje, relevarles de ese compromiso, y asumirlo yo, con esa independencia de quien no pertenece al círculo de la familia y puede, por tanto, contemplar la vida y la obra de don Angel desde un ángulo visual en el que a ellos les sería difícil situarse y expresarse.
La obra de Ossorio no sólo este libro, sino toda ella- conserva su lozanía porque no es nunca la obra de un momento sino la obra de una vida. No puede pasar porque los valores que la integran son permanentes. La toga tiene su alma porque acompañó a don Angel a lo largo de toda su existencia terrena. No fue solo un símbolo sino también una realidad de existencia. No fue sólo un ropaje sino también un contenido.
El fue, sobre todo y antes que todo, abogado (2); que es cosa diferente de jurista (en el sentido que en castellano damos a esta palabra) y de estudioso del derecho, aun siendo compatible. No creyó, o quiso no creer, en la ciencia del derecho pero sí en el arte del derecho y en la técnica del derecho; y más que nada en la vida del derecho. Sin derecho no hay vida posible por más que, como se ha dicho recientemente, hayan sido muchos los filósofos que han prescindido, en su filosofía, del valor derecho(3).

El texto está dirigido a estudiantes universitarios de la carrera de derecho, abogados en ejercicio, académicos del derecho y personas interesadas en la ética y la práctica legal de Abogacia.

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