TEORIA Y PRÁCTICA DE LA PSICOMOTRICIDAD.
- Segunda reimpresión;
- Barcelona - España; PAIDÓS; 1996;
- 216 Páginas; Tapa flexible; 22 x 15 Centímetros; Impreso; Mediano;
1. LA PSICOMOTRICIDAD: 1.1. Definiciones y panorama general. 1.2. Influencia de la psicomotricidad. 2. ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOMOTOR DEL NIÑO 2.1. Período de impulsividad motriz. 2.2. Período de emotividad por las percepciones musculares. 2.3. Período sensoriomotor. 2.4. Período de proyección. 3. ELEMENTOS DE BASE DE LA PSICOMOTRICIDAD 3.1. Esquema corporal. 3.3. Orientación espacial. 4. PERTURBACIONES Y SÍNDROMES PSICOMOTORES DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE 4.1. Grandes déficits orgánicos. 4.2. Debilidad psicomotriz. 4.3. Inestabilidad psicomotriz. 4.4. Perturbaciones psicomotrices de origen afectivo. 5. EDUCACIÓN Y REEDUCACIÓN PSICOMOTRICES 5.1. Diferencias entre educación y reeducación psicomotrices. 5.2. Organización de base de la psicomotricidad. 5.3. Personas competentes en educación y reeducación psicomotrices. 5.4. Examen psicomotor. 5.5. Medios de acción terapéutica. 5.7. Caracteres generales de la reeducación psicomotriz.
Este libro no tiene la pretensión de solucionar todos los problemas y todas las dificultades de la psicomotricidad, como la dislexia, la disortografía, etcétera. Su objetivo se limita, más bien, a tratar de definir la psicomotricidad y asignarle el lugar que le corresponde en la educación. Las notas que siguen, así como las fichas que las acompañan, tratan de ser concisas y claras, prácticas y de fácil utilización. Algunos educadores o reeducadores asignan a la psicomotricidad un campo de acción "elástico", mientras que otros le reconocen sólo una función de información complementaria, recibida dentro del marco de su formación profesional. Para estos últimos, la psicomotricidad no constituye todavía una terapia precisa, progresiva e indispensable para el desarrollo del niño. Más bien la consideran una disciplina menor, que sufre la influencia de una teoría demasiado mecanicista de la motricidad. Es evidente que la reeducación psicomotriz no es indispensable para el desarrollo de todos los niños. En principio, la acción de la familia, la sociedad y la es- cuela debería bastar para la educación psicomotriz. Pero, muchos más niños que lo que generalmente se cree presentan lagunas o retrasos psicomotores. En estos casos es donde se impone con la mayor intensidad la terapia psicomotriz, puesto que el medio en el que viven los niños no está en condiciones de compensar sus deficiencias psicomotrices. Además, esta sociedad en la que vivimos, pone acento creciente sobre las actividades de tiempo libre y los deportes. En todos los barrios, en todas las localidades y hasta en los propios lugares de trabajo de los ciudadanos se organizan equipos deportivos y se invita constantemente a los individuos a participar en ellos. Una de las consecuencias de este estado de cosas es que las personas que padecen alguna dificultad de coordinación psicomotriz (desde el punto de vista viso- motor o el rítmico) son puestas en evidencia, por sus errores o por su falta de participación en los juegos. Otro factor que contribuye para la puesta en evidencia de los retardos psicomotores en el plano del aprendizaje es el que se origina en la propia evolución intelectual de la sociedad, lo que se debe a las exigencias de personal cada vez más especializado para todos los sectores de actividad.
A universitarios, profesores, maestros y profesionales.