Comunidades Imaginadas: Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo.
- primera edición en español
- México; Fondo de Cultura Económica; 1993
- 315 paginas ; 17 x11 centimetros ; tapa blanda.
Texto traducido del texto original en ingles
I. Introducción. -Conceptos y definiciones. -II. Las raíces culturales. -La comunidad religiosa. -El reino dinástico. -Las aprehensiones del tiempo. -III. El origen de la conciencia nacional. -IV. Los pioneros criollos. -V. Lenguas antiguas, modelos nuevos. -VI. El nacionalismo oficial y el imperialismo. -VII. La última oleada. -VIII. Patriotismo y racismo. -IX. El ángel de la historia. -X. El censo, el mapa y el museo. -El censo. -El mapa. -El museo. -XI. La memoria y el olvido. -Espacios nuevos y espacios viejos. -El tiempo nuevo y el tiempo viejo. -La tranquilidad del fratricidio. -La biografía de las naciones.
¿Quién habría imaginado que la tormenta sopla con más furia cuanto más atrás deja al Paraíso? Los conflictos armados de 1978-1979 en Indochina, que fueron el motivo directo del texto original de Comunidades imaginadas, 12 años después ya parecen pertenecer a otra época. De pronto me obsesionó la perspectiva de otras guerras en grande escala entre los Estados socialistas. Hoy, la mitad de estos Estados han pasado a formar parte de las ruinas, a los pies del Ángel, y el resto teme seguirlos muy pronto. Las guerras a las que se enfrentan los sobrevivientes son guerras civiles. Y es grande la probabilidad de que, al comienzo del nuevo milenio, poco quede de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, excepto... unas repúblicas. ¿Debió ser previsto todo esto? En 1983, yo escribí que la Unión Soviética era "tanto el legado de los Estados prenacionales dinásticos del siglo xix como la precursora de un orden internacionalista del siglo XXI". Pero, habiendo seguido las explosiones nacionalistas que destruyeron los vastos reinos políglotas y poliétnicos que fueron gobernados desde Viena, Londres, Constantinopla, París y Madrid, yo no pude ver que la fila continuaba al menos hasta Moscú. Resulta una consolación melancólica observar que la historia parece estar confirmando la "lógica" de Comunidades imaginadas mejor que su propio autor.