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040 |
_aBiblioteca de Historia _cBiblioteca de Historia _eRDA |
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_221 _a296.382 7 |
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092 |
_a296.382 7 _SJ832g |
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100 |
_aJosefo, Flavio: _eAutor _9482 |
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245 | _aLa guerra de los judíos | ||
250 | _aPrólogo de Salvador Marichalar (Sexta edición) | ||
260 |
_aAv. República de Argentina - México: _bPORRÚA, _c2008 |
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300 |
_a372 paginas ; _btapa blanda ; _c22 x14 centimetros |
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336 |
_2rdacontent _aTexto _btxt |
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505 | 2 | _aLIBRO PRIMERO. -Capitulo I. Antioco Epifanes conquista Jerusalén y suprime el culto de los sacrificios. - Capitulo II. Jonatás Macabeo. Simón Macabeo. -Capitulo III. Advenimiento de Aristóbulo 1. -LIBRO SEGUNDO. -Capitulo I. Advenimiento de Arquelao. -Capitulo II. Arquelao en Roma. -LIBRO TERCERO. -Capítulo 1. Preocupación de Nerón al recibir las noticias de Judea. - LIBRO CUARTO. -Capítulo I. Gradual sumisión de Galilea. -LIBRO QUINTO. -Capitulo 1. Tres facciones dentro de Jerusalén. -LIBRO SEXTO. –Capítulo I. Empeora la situación en Jerusalén. -LIBRO SEPTIMO. -Capitulo I. Jerusalén es arrasada: no quedan más que tres torres y parte de las murallas. Tito elogia a sus tropas y las recom- pensa. Nuevo destino de las legiones. | |
520 | _aEn uno de los últimos días de su vida mortal en este mundo, alterado por la emoción y la desilusión de saber que todo su esfuerzo no había logrado traer a la tierra la paz y la justicia, cedió Jesús a ese espíritu profético que le hizo sollozar de dolor dos días antes, el Domingo de Ramos, en el camino triunfal y le dictó extrañas palabras. Desde lo alto de las terrazas del templo, tenía bajo sus ojos la ciudad que le rechazaba, con sus casas amontonadas, sus callejas tortuosas, todo aquel pueblo que era su raza y contra cuya negativa nada podía. Y por segunda vez brotó su terrible premonición: “Jerusalén, Jerusa lén, que matas a los profetas y apedreas a quienes te son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina cobija a sus polluelos bajo sus alas! ¡Pero tú no has querido! Y he aquí que tu casa será abandonada y permanecerá desierta… Os aseguro que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!” Pero más que en esta visión del pueblo de Israel de los últimos tiempos, desengañado y perdonado, en lo que se detuvo el espíritu de Jesús fue en las precisas y tremendas amenazas que pesaban sobre el Israel vivo. Salió del templo con sus discípulos al atardecer. Cruzada la puerta de la ciudad, el grupito siguió los basamentos del santuario, aquellos enormes muros de sostenimiento que hizo edificar Herodes para doblar la superficie utilizable. Vistas desde el valle del Cedrón, desde allí donde Jesús las miró en aquel instante, esas murallas producen todavía profunda impresión de poder, son bloques enormes, irregularmente aparejados, de los que brotan macizos de recias hierbas y de arbustos y desde donde vuelan, blancas sobre el cielo de un duro azul, las palomas que anidan en sus cavidades. “Maestro, dijo un discípulo, ¡mira qué piedras, qué construcción! Ponderaron otros los anchos cimientos del templo y su riqueza. ¿Véis todas esas espléndidas construcciones?, respondió Jesús. ¿Véis todo eso? Pues en verdad os digo que vendrán días en que ese edificio se destruirá por entero y en que no quedará piedra sobre piedra.” | ||
521 | _aPara historiadores, sociólogos y antropólogos. | ||
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_aHistoria _9327 |
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653 | _aEL GOBIERNO DE GALILEO | ||
653 | _aEL MAR ROJO, EGIPTO | ||
653 | _aPUEBLO DE GALILEA | ||
653 | _aLOS SEFORIS | ||
653 | _aEL MONTE TABOR | ||
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_2ddc _n0 _cBK _mcondori calle eloy mauricio |
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